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Desde el inicio de la pandemia del Covid-19 el mayor problema para muchas empresas, especialmente para las pequeñas y medianas, ha sido la falta de liquidez. Se han encontrado con la necesidad de hacer frente a numerosos gastos con unos ingresos muy reducidos o nulos. La financiación mediante créditos ICO en muchos casos solo ha servido para alargar la agonía.
La banca tampoco está siendo un gran aliado en la situación actual, ya que la creciente automatización hace que la decisión de dar un crédito a una empresa o no dependa de un algoritmo y ya no de la relación histórica entre empresario y banco, es decir, de la relación personal.
En estas circunstancias la financiación con fondos de deuda puede ser una alternativa para algunas empresas. Según las estadísticas de la UE, en la actualidad un 9% de las empresas ha recurrido ya a este sistema para financiarse.
Qué son los fondos de deuda
No hay un solo tipo de fondo de deuda, esto es lo primero que debe tenerse en cuenta. Los más comunes, y también los más conocidos, son los fondos de deuda a corto plazo y a largo plazo.
Estos fondos invierten el ahorro de empresas y particulares en diferentes instrumentos que ofrece el mercado del dinero, por ejemplo, en bonos y valores. En función de dónde inviertan su rentabilidad será mayor o menor y también su riesgo. Si bien, los fondos de deuda son tradicionalmente un producto de bajo riesgo en comparación, por ejemplo, con la renta variable.
Estos segundos invierten en productos de mayor riesgo y mayor volatilidad tales como acciones e incluso empresas emergentes. Existen, por supuesto, fondos mixtos que invierten tanto en deuda como en renta variable. Y también existen submodalidades en función del carácter más ético de un fondo, de su filiación local o regional, de su carácter más o menos agresivo, etc.
Por qué las empresas pueden apoyarse en fondos de deuda para financiarse
Ya hemos mencionado las dificultades para conseguir un crédito bancario en la actualidad. En esas circunstancias, algunas empresas han comenzado a mirar a los fondos de deuda con otros ojos.
Tradicionalmente, se ha considerado a estos fondos como una manera muy cara de obtener financiación, pues el tipo de interés solía variar entre el 6% y el 15%, es decir, duplicar lo que en épocas de alta liquidez podía pedir un banco.
Sin embargo, el cambio de modelo ha hecho a muchos pensar en que puede tratarse de una manera rápida e incluso no tan cara como en el pasado de financiarse. E incluso, como veremos más adelante, de aumentar su capital.
Alternative lenders
Este concepto, traducible como “prestamistas alternativos” va a cobrar cada vez más importancia, a medida que la banca no se convierta en el único, y a veces ni siquiera principal, proveedor de liquidez para las empresas.
El concepto agrupa desde FinTech hasta inversores particulares. Y por supuesto, los fondos de deuda de los que hoy hablamos.
Los Alternative Lenders presentan algunas ventajas como, por ejemplo:
- Mayor facilidad para conseguir un préstamo.
- Préstamos de menor cuantía con mayor flexibilidad.
- Menos burocracia para conseguir el préstamo.
Ventajas de los fondos de deuda
En el caso concreto de los fondos de deuda, muchas de estas ventajas serán claves para que un empresario apueste por ellos como mecanismo de financiación alternativo.
Vamos a examinarlas detalladamente.
Mayor flexibilidad
Los bancos trabajan con productos de financiación muy cerrados, poco flexibles. Debe ser el empresario el que se adapte a ellos, y no al revés. Por el contrario, los fondos de deuda ofrecen un amplio abanico de instrumentos de deuda, así como de opciones de amortización, de modo que es más fácil que el empresario encuentre uno que se adapte a él.
Desde el punto de vista técnico esto se articula en variedades como la deuda mezzanine (un híbrido entre deudas y acciones) o la deuda unitranche, que combina diferentes tipos de deudas, garantizadas y no garantizadas, en un solo préstamo, con una tasa de interés combinada y un calendario de amortización que se conoce de antemano.
Ambas opciones suponen una forma flexible de financiación que pueden emplear empresas de mediano tamaño (y grandes) para ayudar a financiar fusiones y adquisiciones, por ejemplo.
No es necesario, además, que esta vía de financiación sea la principal. En muchas ocasiones se emplea para complementar la cantidad aportada por un banco que no desea conceder un préstamo más alto por considerar la operación de mayor riesgo del que la entidad suele asumir.
Además, cuando digo que no siempre hay que verlo como deuda, sino también como capital, me refiero a que ya muchos de estos fondos están aportando las cantidades necesitadas por las empresas, una parte en forma de préstamo y otra parte en forma de equity.
Mayor rapidez en la decisión
Como hemos comentado, una de las grandes ventajas de estos fondos es la mayor rapidez y la menor burocracia. Esta puede ser una ventaja diferencial para empresas que necesiten financiación de manera urgente para, por ejemplo, llevar a cabo un Management Buy Out (MBO), una operación financiera que implica el paso de la propiedad o del control de una empresa a un grupo de personas y entidades, generalmente los directivos de la misma. Según las estadísticas oficiales, esta es una de las razones de búsqueda de liquidez por la que más habitualmente acuden a fondos de deuda las empresas.
Otra razón habitual es la de crecer sin necesidad de permitir la entrada de nuevos socios, diluyendo así el capital de los fundadores. Pero en ocasiones, sin embargo, lo que se busca es lo contrario: aumentar la liquidez compartiendo la gestión y esto también es posible. Los fondos pueden poner como consejero en la empresa una persona con una larga y exitosa trayectoria en la gestión, que aporte una visión externa y muy profesional.
Hay otras razones para recurrir a estos fondos como, por ejemplo, ampliar plantilla, mejorar su productividad para hacer frente a un pedido extraordinario y aún no cobrado y, en general, situaciones que exijan acceder rápidamente a liquidez.
El modelo de decisión de los fondos de deuda es más parecido al de la hoy desaparecida banca tradicional. La decisión la toma una persona y no un algoritmo. Es decir, paradójicamente y pese a su mayor implantación los fondos de deuda se encuentran hoy, a la hora de decidir, más cerca de sus clientes.
Un producto que no es para todos
En todo caso, hay que dejar claro que este modelo no es para todo tipo de empresas ni para todo tipo de empresarios. Para empezar, necesitan saber o tener un consultor qué sepa qué están firmando y cómo va a afectar a su viabilidad a corto y medio plazo.
Además, la empresa debe tener claro que no existen en el mercado otras alternativas económicamente más atractivas, que le permitan devolver la renta en más plazos o a un menor interés, por ejemplo.
En general, este tipo de financiación es sobre todo aconsejable para empresas que busquen una liquidez rápida, que sepan que van a poder devolver en el plazo y con los intereses acordados y que no quieran someterse al cada vez menos agradable proceso de negociar con el algoritmo de la banca tradicional.