10 de marzo de 2021 / por Jordi Solé Tuyá

La crisis causada por la Covid-19, que dura ya un año y que no parece que vaya a concluir en breve, ha generado un enorme problema a muchas pequeñas y medianas empresas.

Ciertamente, ha habido sectores más castigados que otros. Y aquellos que lo hayan sido deben en los próximos meses repensar bien su modelo de negocio para saber por qué la crisis sí les ha afectado.

Pero ahora lo más urgente para muchos es sobrevivir, ya que la situación, como vamos a ver a continuación, es bastante complicada para muchas pymes.

La situación financiera de las pymes en España

Sin clientes, con pagos inaplazables (seguridad social, impuestos, facturas de proveedores, suministros, alquiler de locales,…) y con problemas para lograr liquidez, la situación de muchas pymes en España es desesperada.

La falta de liquidez se ha convertido en un problema fundamental. La ausencia de ayudas directas ha llevado a muchas pymes a endeudarse para sobrevivir mediante la acumulación de préstamos ICO. Llegado el momento de hacer frente a esas deudas, muchas empresas se dan cuenta de que no pueden porque su flujo de caja no es suficiente.

Según datos de finales de 2020 dados a conocer por Cinco Días las necesidades de liquidez afectan ya al 70% de las empresas en España. La cantidad que se requiere para hacer frente a la deuda asciende a 225.000 millones de euros.

El reportaje señala también que un 20% de las compañías son vulnerables a la insolvencia, cifra que me permito añadir que irá aumentando más y más rápido mientras la economía continúe a medio gas a causa de la pandemia.

Es el momento de renegociar o de ser imaginativo.

Un problema adicional: los bancos se han despersonalizado.

En los últimos años la banca ha sufrido un proceso acelerado de digitalización. El trato con los bancos se ha despersonalizado. Muchas pymes estaban acostumbradas a un modelo bancario, hoy desaparecido, en el que una relación de confianza con el responsable de oficina les aseguraba el acceso a una línea de crédito. Hoy ese acceso lo decide un algoritmo en función del estado de las cuentas de la pyme. Sin posibilidad de negociación, con frialdad absoluta y sin que la relación personal entre empresa y entidad bancaria importe para nada.

En esas circunstancias, muchas pymes van a tener problemas para acceder a los créditos bancarios. Por dos razones: primero, porque el estado de sus cuentas muestre un desajuste importante como, por ejemplo, un nivel de endeudamiento muy alto en relación a su capacidad de generación de caja, o una alta morosidad entre sus clientes. En segundo lugar, porque incluso estando sus cuentas más o menos saneadas no dispongan de los conocimientos adecuados para hacer frente al algoritmo bancario y presentar la información financiera de tal manera que sea más fácil que les concedan la financiación que necesitan.

Sin esta fuente de financiación, muchas empresas corren el riesgo de desaparecer a no ser que sus propietarios y/o directivos sean lo suficientemente flexibles para apostar por otras vías de captación de liquidez.

Una solución: abrir el negocio a inversores privados

En esas circunstancias, con un endeudamiento alto y con pocas posibilidades de acudir al que ha sido la fuente tradicional de financiación, los bancos, muchas pymes en España tendrán que decidir entre echar el cierre o hacer frente a la situación con otro tipo de soluciones.

Un modelo poco extendido en España pero que puede ser muy eficiente es el de permitir entrar en el capital de la empresa a un inversor. Por supuesto, ese inversor no querrá solo beneficios –este no suele ser el modelo principal−, sino que querrá asegurar su inversión a través de la cogobernanza de la empresa.

Esto exige una nueva mentalidad por parte de los empresarios y propietarios de pymes. Muchos han sido y siguen siendo reacios a compartir la gestión. Consideran que la empresa, que ellos habitualmente levantaron desde cero, es suya y que por lo tanto compartir su gestión o abrir su capital a terceros es un fracaso.

Sin embargo, lejos de ser un fracaso, puede tratarse de una oportunidad para las pymes. Muchos inversores son, además, personas muy preparadas que aportarán una nueva visión, (externa, más fresca) a la gestión de una empresa que, no lo olvidemos, se ve obligada a recurrir a ellos por su mala situación financiera.

La entrada de inversores con nuevas ideas y nuevos modelos de gestión puede ser no solo una salida financiera, sino también una salida empresarial en el sentido más amplio: reestructuración del negocio, renovación del mismo, nuevas ideas, nuevos y más amplios contactos, etcétera.

Para ello es necesario, primero, ese cambio de mentalidad del que hablaba antes. Y asumir que en muchos casos habrá que elegir entre esa cesión de parte del control o cerrar. Y que, como es lógico, nadie va a confiar en una pyme sin esperar a cambio que se le permita controlar el destino de esa empresa y tener en sus manos cierta capacidad de decisión (tanto como la inyección de capital le permita).

Compartir el negocio puede ser, por lo tanto, la única manera de salvarlo.

Un nuevo liderazgo es necesario

Ese cambio de mentalidad del que hablaba arriba se engloba en la necesidad de un nuevo liderazgo en las pymes españolas. Muchas de estas empresas son apenas viables debido a su renuencia a digitalizarse, restructurarse o renovar sus modelos de negocio.

De ahí que se estén buscando formas, desde los diferentes gobiernos (central y autonómicos) para que las ayudas directas y los fondos europeos no acaben en manos de empresas cuya viabilidad era ya dudosa incluso antes de la pandemia. Son las conocidas como empresas zombis.

Las pymes necesitan por lo tanto un nuevo liderazgo, más profesionalizado, más global, que no tenga miedo a buscar nuevos modelos de negocio para hacer viable la compañía ni a abrir el control de ésta a inversores que sean, además, buenos gestores y con buenos contactos.

La pandemia debe servir no solo para modernizar los procesos y la tecnología de las pymes, también su gestión y el liderazgo empresarial.   

Jordi Solé Tuyá

Consultor de empresas, especializado en financiación, reflotamiento y preparación para la venta.