Las habilidades comunicativas y sociales son cada vez más apreciadas en los directivos. De un líder se espera no solo que sepa qué hacer, sino que sepa convencer al equipo de que la suya es la dirección correcta. Para eso, es necesario que tenga las adecuadas skills sociales y comunicativas.
Por eso hoy quería hablaros de una de las grandes mentes dentro del manegement en lo referente a la importancia y el desarrollo de estas habilidades comunicativas. Se trata de Dale Carnegie.
¿Quién fue Dale Carnegie?
Carnegie nació en Missouri en 1888 –falleció en 1955− y fue un vendedor y aspirante a actor después de haber estudiado en Warrensburg State Teachers College. Después, viajó a Nueva York y comenzó a impartir clases de comunicación a adultos en la YMCA.
Fue en 1912 cuando comenzó a impartir unos cursos –hoy aún disponibles− que buscaban desarrollar el deseo de muchas personas de ganar confianza en sí mismas y poder hablar en público. Estos cursos empleaban técnicas nuevas que hacían que los oradores no tuvieran miedo a dirigirse a los demás y partían de la experiencia como actor y vendedor del propio Dale Carnegie.
Esta experiencia se plasmó en una obra que ha sido de las más leídas, y aún lo es, de la historia del management. Se trata del libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. El libro consta de cuatro partes y contiene consejos acerca de cómo lograr el éxito en los negocios y en la vida social, aspectos que como señalaba al comienzo de este post están cada vez más interrelacionados.
¿Por qué son interesantes los consejos de Dale Carnegie sobre comunicación y habilidades sociales?
Como comentaba, una de las habilidades más apreciadas en la actualidad es la capacidad de liderar grupos de trabajo no a través de la imposición, sino del convencimiento. Y a ayudar a convencer es a lo que dedicó Dale Carnegie sus mayores esfuerzos y su principal obra escrita.
A continuación os dejo un resumen de sus principales consejos, que pueden ser muy útiles para los líderes del presente y del futuro como lo fueron para los del pasado:
Eres tú quien creas tus emociones
“Si quieres ser entusiasta, actúa con entusiasmo”. Dice Carnegie.
Normalmente consideramos que las emociones son una reacción incontrolable a los fenómenos externos: estamos alegres o tristes porque algo desde fuera nos hace estar alegres o tristes. Carnegie dice que las emociones también funcionan al revés y que podemos utilizar esa reversibilidad a nuestro favor.
Igual que sonreímos porque nos sentimos felices, si comenzamos a sonreír incluso sin motivo nuestro cuerpo reaccionará liberando sustancias químicas que nos harán sentirnos felices. El entusiasmo, la alegría por un proyecto, se pueden provocar, así como otras emociones positivas y útiles para nuestro día a día.
Las personas no son solo seres racionales
Cale Carnegie pone el acento de manera clara en este aspecto. Los seres humanos somos racionales, pero sobre todo somos emocionales. Si deseamos motivar a alguien, a un equipo entero de trabajo, no debemos dirigirnos solo a su intelecto, también a sus emociones.
El lenguaje corporal, la tonalidad de la voz, los mensajes subliminales que nuestras manos lanzan a los demás o que transmitimos con nuestra mirada pueden representar hasta el 90% de la comunicación y debemos ser capaces de controlarlos y utilizarlos a nuestro favor.
Y lo que es más importante, la neurociencia ha mostrado cómo los demás, cuando nos dirigimos a ellos, están procesando de manera inconsciente tanto aquello que decimos con palabras como aquello que manifestamos con nuestro cuerpo. Incluso con las mejores palabras, un tono de voz, un determinado uso de las manos, una cierta postura corporal puede hacer que alguien se sienta amenazado por nosotros y, por lo tanto, no lo podamos convencer.
Lo que siempre conviene evitar según Dale Carnegie
Hay 3 “C” que conviene evitar. En inglés: criticize, condemn and complain. Es decir, criticar, condenar y quejarse.
Todos tenemos en mente a esa persona que en nuestro entorno laboral tiene tendencia a adoptar alguna o todas de estas posturas de manera habitual. Hay que entender por qué. Carnegie dice que se debe a que esta posición ofrece a quien la practica un refuerzo inmediato en forma de sensación de poder. Se siente más fuerte, más sólido. Ahora bien, estas posiciones pueden ser muy venenosas para los grupos de trabajo.
Un líder, desde luego, debe evitar siempre criticar, condenar o quejarse. Se lidera con palabras y, como señalábamos, también con gestos. Esto es: con el ejemplo. Nunca se debe criticar a nadie y menos en público. Nunca se debe condenar una actitud de un subordinado y menos aún en público. Y jamás, jamás, un líder debe quejarse y mucho menos en público.
En resumen, lo que nos dice Dale Carnegie con estos tres consejos es que hay que crear entusiasmo y para ello hay que estar entusiasmado uno mismo previamente. Además, hay que saber transmitirlo adecuadamente, con palabras pero también con gestos. Y sobre todo, hay que ser un líder ejemplar, que no critica, ni condena ni se queja, sino que aporta positividad a los equipos.
Hay mucho más consejos de Dale Carnegie aplicables al management actual y seguro que otro día tenemos la ocasión de hablar sobre ellos.